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Archivo de la etiqueta: Arte

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Big bang es el nombre que se le dió a una de las teorías que explican el origen del universo. En un principio se creyó que hubo una gran explosión, pero luego algunos científicos consideraron que surgió de una «singularidad» infinitamente pequeña, seguida por la expansión del propio espacio, aun en continuo crecimiento. Hoy se siguen evaluando diferentes teorías acerca del origen.

En nuestra estadía en Cali realizamos diferentes recorridos en búsqueda de los materiales que despide la ciudad. Al igual que el río traslada residuos en su caudal, transitamos diferentes trayectos con carretillas, juntando estos desechos y tratando de encontrar nuevos caminos para acceder al río. Un sábado por la tarde convocamos a través de impresos, las redes sociales y la radio a los habitantes de Cali para participar de una Cadena humana, desde el río hacia lugar a dudas. La idea era llevar dichos materiales hasta la vitrina (el espacio de exhibición). El día del evento, ocurrió un hecho extraordinario, una única persona asistió a nuestra convocatoria. Entonces pensamos en como podríamos definir lo sucedido: ¿Qué es una cadena?, ¿Necesariamente tendría ésta que estar conformada por varios eslabones unidos físicamente?, o ¿podría ser algo más abstracto, mediante la existencia de algún tipo de relación entre un eslabón y otro, que no necesariamente coincidan en un espacio y tiempo determinado?, ¿Cuáles serían las condiciones para que algo suceda?, ¿Cuál es la necesidad de arte contemporáneo?,¿Cuál es la distancia entre los habitantes de Cali y su río?

Durante el montaje de la obra, una instalación que ocupa la vitrina y parte del andén (vereda), se intensificó nuestra relación con los vecinos, los obreros y los recicladores (*) de esta zona residencial del barrio Granada. Las propiedades de los materiales: escombros de casas antiguas derrumbadas para la edificación de una nueva arquitectura, arcillas rojas, amarillas y pardas, trozos de icopor (telgopor), restos orgánicos, pedazos de muebles, tubos de neón y una llanta, cobraron una dimensión sensible en la tensión por la disputa de la basura en el espacio público y su valorización como mercancía. Es así que tomamos consciencia que, hasta su desmontaje, nuestra obra estará en un estado permanente cambio, movimiento y creación, dado por la circulación que los habitantes seguirán haciendo de dichos materiales.

Con la realización de la obra: ¿Por qué el cielo no es amarillo? nos propusimos recordar algunas de las preguntas esenciales de la infancia y formular algunas nuevas preguntas acerca del entorno. Aquellas que aun no han podido ser respondidas, aquellas que permanecen como una incógnita.

(*) Recicladores: personas que recogen la basura para su posterior venta.

Para esta edición, la realización del montaje de la obra: ¿Por qué el cielo no es amarillo? estuvo a cargo de las artistas Alexandra McCormick y Paula Massarutti.

Especial agradecimiento a: todo el equipo de trabajo de Lugar a dudas, Roberto Carlos Llanos, Sandra Vázquez, Diego Tamayo, Johnattan Ríos, Juan Guillermo Tamayo, Carlos Julián Lerma, Edgar Gónzalez, Pedro Murillo, Gilberto Rodríguez, Katerine Ramírez Polanco de Jovitas hostel, Sebastián Krieger y Jorge Massarutti.Paula Massarutti

Alexandra McCormick y Paula Massarutti

Alexandra McCormick y Paula Massarutti

 

UN MILHOJAS

El pastel de milhojas puede hacerse con crema, miel, mermelada o dulce de leche. Algunos le agregan nueces, otros más arriesgados frutillas y kiwis. Sobre la última de sus de capas de hojaldre se puede fundir chocolate o espolvorear azúcar glasé. Afrancesadas o recargadas al estilo de Blanca Cotta, preparadas con amor o para servir en una confitería, todas comparten la forma en que son armadas: se deben superponer con delicadeza las hojas de masa hasta obtener, con forma de meseta, una torta rectangular o cuadrada.

Las pinturas de Guadalupe Mártinez Flórez son impresiones del agua, de plantas y animales. Son manchas de acuarela intervenidas por líneas de grafito y lápices de colores. Existen trazos cortos, nacidos de un gesto rítmico y constante y otros más largos y ondulados. Todos ellos potencian la sensación de fluidez y del movimiento en la imagen, también le imprimen relieve y le dan un carácter animal a estas manchas, que amorfas y misteriosas, le roban secretos a la naturaleza.

Paula Massarutti con un extenso trabajo sobre crítica institucional, esta vez interviene con tinta gráfica todas las imágenes del manual más difundido de arte contemporáneo, el Art Now. Lasveladuras de tinta intentan poner en evidencia los mecanismos, muchas veces arbitrarios, de legitimación. Hablan sobre lo que vemos, de la manera en que lo hacemos y sobre lo que dejamos de ver. También reescribe el manifiesto de Peralta Ramos que propone “Hacer siempre lo que uno tiene ganas” y “no endiosar nada”.

Malena Pizani* dibuja en lápiz y acuarela blocks de hojas amarillas. Los dibujos de cada cuaderno son el resultado de un trazo, que en lugar de extenderse en una sola superficie, pasa de hoja en hoja. Como los cuadros de la serie Today de On Kawara, el origen y el final de cada block se resuelve en cuestión de horas, nada se deja para el otro día. Como en un ejercicio aeróbico y de concentración, todas las imágenes nacen como una cadena verborrágica de palabras. A estas piezas las acompaña una foto de la serie Hay un espacio mínimo entre las cosas que es imposible.

En un trabajo sobre la exploración de la forma, los collages de Susana Schnell guardan, como si fuesen cofres con tesoros, todo tipo de recortes de papel. Figuritas caladas de servilletas que nunca estuvieron en ninguna mesa, el papel carbónico de un viejo escritor y las hojas que se queman en las ceremonias chinas. Finalmente, tras haber probado distintas posiciones, papeles sintéticos o hechos con pulpa de algodón, opacos y translúcidos, encuentran su lugar como en un campo de juego, antes de que empiece el partido.

Milhojas de hojaldre, milhojas de papas, milhojas de manzana. Intimas, amorosas o conceptuales, estas piezas se descubren por capas, una página detrás de otra, las imágenes que sobresalen y las del fondo. Se busca la fuente de manchas, trazos y formas. De este modo, Un milhojas se suma al cada vez más heterodoxo inventario culinario.

                                                                                                                                                                                    Lara Marmor   

                                                                                                                                                                    Curadora


La manera en la que se hacen visibles las tensiones en nuestra sociedad es múltiple y excede por demás al foco que los medios poseen para encuadrar lo “importante”. Y lo importante es difícil de definir, porque muchas decisiones parecen ser tomadas en cabinas oscuras por razones veladas para la mayoría de nosotros. De todos modos, recibimos y nos alimentamos, inmersos en un flujo constante de juicios que, con la misma suerte de los cadáveres exquisitos, ayudamos a construir.

Es difícil imaginar para nuestro medio la profunda desazón que habrán experimentado los habitantes de la villa del puerto en el año ’74 cuando el féretro que contenía los restos de Carlos Mugica se posó sobre humildes caballetes en la iglesia que él mismo había ayudado a construir, la mítica capilla, el Cristo Obrero.

Las reivindicaciones del barrio han resistido numerosos intentos de desalojo, cuyas cúspides podríamos marcar en el último gobierno militar y en las tristemente célebres topadoras del intendente Domínguez. En contra de la idea de acomodo que aparece en aquellos que pasan rapidísimo por la autopista y con suspicacia culpan a los villeros de abundancia al detectar antenas de DIRECTV en sus medianeras.

A todos los ciudadanos que caminan sobre baldosas y cruzan sendas peatonales que, aunque gastadas, alguien se ocupó de pintar, les está dirigida esta misiva.

Urbanizar las villas significa abrir el corazón de una ciudad que sintiéndose europea está inmersa en un continente nuevo, donde la migración continúa siendo una búsqueda de bienestar, aunque los acentos cargados de bolsos y anhelos hoy provengan de unos “lejos” que no quedan tan lejos como antes. Son ellos los que nos regalan los sabores de la comida peruana, la tímida generosidad e inocencia en la mirada boliviana y la canción que abunda entre los paraguayos que hablan su propia lengua muy rápido generando desconcierto y sorpresa en algunos niños criollos que más tarde acusarán esos afiebrados saltos como rimas de un embrujo.

Urbanizar las villas significa también estar dispuestos a dejar nuestros miedos atrás. Si hubo un paradigma que se estableció en los 90 fue el de la inseguridad, la poca confianza, el súbito cambio de mano de los bienes y la sensación de que lo público era más que nada un problema. Las villas son barrios obreros, son barrios vulnerables porque están menos equipados que el resto y son proclives a recibir todas las problemáticas que al grueso de la sociedad le cuesta enfrentar y que, por lo tanto, margina y oculta.

Urbanizar la villa 31 es un horizonte chiquito que está más a mano de lo que muchos creen y tiene un organismo que es un ejemplo para la democracia actual, ya que esquiva los partidismos en pos de un objetivo común. Su nombre: la mesa de urbanización. Un espacio de reunión de vecinos y ciudadanos con miras a superar los problemas de infraestructura que los aquejan y también los juicios que los estigmatizan, generando una cultura de exclusión.

La Cooperativa Guatemalteca es un grupo de artistas que no le tiene miedo a la confrontación y que trabaja desde hace tres años generando obras de arte en el barrio que alguna vez cobijó al Padre Mugica. Hoy por hoy sus calles son un espacio de mucha poesía y libertad. Los artistas luchamos por dar a conocer esta riqueza y por devolver al barrio el orgullo de ser lo que es.

Cooperativa Guatemalteca

Eduardo Alcon Quintanilha, Laura Códega, Leopoldo Estol, Renata Lozupone y Paula Massarutti

27 de Septiembre de 2012

Carta que Federico Manuel Peralta Ramos le escribió a la Guggenheim Foundation en 1971

Hacer todos los días lo que ha uno se le da la reverenda gana,

(y hacer de esto un mandamiento para la  vida)

¿Cómo es posible?

Intento, intento  y NO ME SALE

NO ME SALE, NO ME SALE

NO ME SALE

intento,

y sí, no tengo ni el humor,  ni el carisma, ni la alcurnia de la familia de Federico Manuel Peralta Ramos. En este caso ser fan podría ser eso: (sentir), Amar y sufrir por ese “otro”, que posee algo que uno no trae genuinamente.

Escribo esto mientras en la tele pasan una competencia de vallas, en las pruebas de atletismo de las Olimpíadas Londres 2012. Veo que en esa carrera gana un yanqui, un moreno muy fibroso. Su cuerpo tiene las marcas del esfuerzo, de la disciplina del entrenamiento y quien sabe también la huella de algún anabólico. Ahí las reglas son claras: un disparo, (todos los atletas saben exactamente que hacer), hasta cruzar la meta final 00:12.92 segundos después. Justo a 1 segundo del record olímpico, se escucha decir al comentarista de turno. Todo parecería ser tan definido y medible, aunque no descarto que en esta exigente competencia, se ponen también a prueba las subjetividades y el azar.

Hete aquí, la Carta que FMPR dirigió a Mr. James Mathias de la John Simon Guggenheim Foundation, en 1971. Una respuesta bastante concreta de como él decidió gastar el dinero de la Beca de Pintura, que esta reconocida institución le había otorgado 3 años antes. En esta carta, el niño Federiquito, (como le decían en su casa), describe las operaciones que realizó con el aporte de la beca: la invitación a  1 banquete para 25 de sus amigos en un Hotel lujoso de Bs. As. (con posterior salida a bailar a una boite de moda), la confección de 3 trajes, el pago de una deuda por una exposición que había hecho anteriormente, la inversión de parte del dinero en una financiera para cobrar los intereses mensuales, la compra de 3 cuadros, (1 Robirosa, 1 Deira y 1 de La Vega), que regaló a su padre, a su madre y a él mismo respectivamente. Este escrito, es también una declaración de su filosofía de vida: El Arte como un acto de Dar.

Me pregunto si esta obra podría ser la confirmación de un estado inmensurable  del arte  o “de las dudas que muchos seguimos teniendo”.

Corro intenso, tan fuerte que solo logro sentir el viento, que se mete en los espacios vacíos de mi imagen. Luego desacelero, respiro y me sale un soplido como un chillido que se pierde en el vapor. ¿De qué vivimos los artistas?

Pienso en la dignidad de Grippo y en todas las contradicciones y fantasías especulativas que han venido a mí últimamente, me desconcentro y me pego unos buenos tumbos. Salgo a flote y por unos instantes creo que no van a excluirme. La incertidumbre me provoca un terrible agotamiento. Siento una gran sed, una sed irrefrenable e irreversible.

Hay algo de lo que el atleta yanqui y Federico pueden vanagloriarse, ambos han sabido bancarse la “desesperación de la resistencia”.

PD. Yo tampoco quiero viajar a la luna, quiero ser como vos: “un cacho de atmósfera”.

 

Paula Massarutti

Agosto de 2012

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/17-8190-2012-08-26.html